Traer palabras de otros ambientes le hace bien a la poesía

Traer palabras de otros ambientes le hace bien a la poesía por Lidia Rocha

Sobre “Falso inanimado” de Hernán Sagristá (Barnacle, 2021)

¿Cómo fue que elegiste a la roca como motivo de tu poesía?

Hubo un disparador, la lectura sobre las rocallas, mezcla de arquitectura y paisajismo, ornamentos de paisajismo que se realizaban en los espacios públicos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Imitaciones de las rocas con construcciones en cemento. Hoy, en Parque Lezama, hay una rocalla, en las escalinatas, que están rodeadas de rocas falsas, hechas de cemento. Las barandas simulan ser troncos y también están hechas de cemento. Con el desarrollo del libro surgió el contraste entre las rocas, del reino mineral, y las rocas de imitación o falsas rocas. Desde ahí surgieron otros puntos de vista: la roca arte, la roca literatura, la roca deidad…

De ahí surge el título del libro “Falso inanimado”. Es como entrar en la vida de roca.

Hay varias aristas. Por un lado, la roca que parece quieta e inamovible y tiene una vida, tiene un movimiento, ya sea por el viento, o el agua. Por el otro lado, la imitación. Hay allí un “falso inanimado”. La diferencia entre la roca verdadera y la roca de imitación crea una tensión que es un hilo en el texto. La primera parte es un tratado sobre esa tensión. En la segunda parte, tenés un paseo entre los ejemplos. La roca baratija, la roca montaña, la roca monumento.

¿Siempre armas tus libros en torno a un tema que los organiza?

Saint Elmo, sí. Mundos efervescentes tiene temas aislados, aunque haya un hilo conductor. Es un libro de género fantástico. Saint Elmo surgió cuando me mudé a San Telmo desde Belgrano, de la sorpresa de estar en un barrio con elementos coloniales. Vivo enfrente la iglesia de Santo Domingo y a la vuelta está el Museo del Virrey Liniers. Eso fue un gran impacto. Caminás y tenés el pasado en las casas de antigüedades, en las casas coloniales, en los conventillos. Es un pulso especial. Durante el día, tenés el trajín del microcentro y el fin de semana es otra vez el barrio. El libro juega con ciertos momentos de la historia argentina, sobre todo la época colonial y la de las Invasiones Inglesas con personajes del barrio de San Telmo. Hay también una comunidad francesa, y uno de sus personajes, el virrey Liniers, es francés. En ese anacronismo de tiempos y lenguajes que se cruzan, se fueron creando los poemas. El barroco también es una influencia que surgió del barrio. De ahí esa mezcla de lenguaje lunfardo con arcaísmos y la sintaxis enrevesada del neobarroco.

¿Escribir a partir de un tema concreto impulsa o ata tu escritura?

Es paradójico, porque pasan las dos cosas. Escribir sobre un tema, impulsa mi entusiasmo inicial, que además genera una unidad en el libro que va creando un mundo propio; pero también te ata pero, por eso luego dejo que se disparen los sentidos. Falso inanimado abre el juego a explorar la tensión entre lo verdadero y la imitación.

¿Los conocimientos científicos y técnicos que muestra Falso inanimado fueron cayendo desde la memoria poética o son productos de una investigación?

Surgen ideas y luego investigo. Si voy a poner algo técnico me gusta investigarlo y que aparezca correctamente en el poema.

Hablando de vocabulario técnico, en el poema Naturaleza falsificada de un parque decís: “Troncos sin anillos de los que la dendrocronología no puede deducir una historicidad natural”. Dendrocronología.

Se refiere a la evaluación de la edad de los árboles por los anillos que tiene. Me gusta investigar y mezclar el lenguaje científico, burocrático, arcaico. Mezclar los lenguajes. Traer palabras de otros ambientes creo es una anomalía que le hace bien al poema.

Hay un poema que dice “quién no quisiera ser roca”. Ese querer devenir roca me pareció una curiosa posición del yo poético, que está justo después del de los escaladores que mueren por su amor a las rocas. Así el libro va cobrando otra dimensión ya sobre el final.

Estos poemas tienen un yo poético que se identifica con la roca, que quiere emular a la roca. Y esa imposibilidad está también en el título del libro.


POEMAS DE FALSO INANIMADO

Cómo reconocer una roca de imitación

II.

La roca es siempre una roca. Una roca no está hecha de polvo de roca. Y basta con hacer la prueba de la masa. De un golpe certero, la roca se divide, según la violencia ejercida, en una cierta cantidad de rocas de menor tamaño. Todas son rocas. Todas guardan el secreto del origen del universo. Sometida al mismo procedimiento, una parte de la imitación se desmigaja en fragmentos caprichosos, incluso, en polvo. En ese desgrane se intuye la obstinación del humano. La analogía es la de un trozo de carne y una albóndiga.

Propuesta

La roca fue una; puño que hizo un planeta. En los primeros tiempos la roca fue pura literalidad. Su invención, sin embargo, es algo reciente. Unos cuantos milenios y los humanos la ungieron de significados y estigmas. Apenas erguidos, veían en ella al basilisco que los devoraría con solo yacer exacta en la planicie o hendida sobre un río muerto. Depositaria de augurios cambiantes según el humor entre solsticios. Con agudo olfato, las civilizaciones nacientes, retorcieron aún más los amarres al espejo en altisonantes atributos: solidez, obstinación, sabiduría, quietud. La única certeza, acaso, en las noches, alacranes despiertan listos para hacer chascar sus pinzas en covachas improvisadas debajo de estas durezas. Quizás, deberíamos volver a designar la roca por lo que es, materialidad sin suspicacia. Pedazo de naturaleza en bruto que no se deja doblegar por la acumulación de capas alegóricas que esconden un silencioso adoctrinamiento.

La roca es sin mundo

I.

La roca es sin mundo. Materialidad compuesta de láminas de cristales heterogéneos, caras cubistas, abierta a una orientación sin propósito. En sus porosidades se infiltran partículas de un mundo que le es desconocido. Porosidades como un mapa braille por donde fluye vida en lo no viviente. La consistencia está signada por el origen. La roca formada en oscuridad; en la combustión de un tiempo sin apuro, paciente; que, sin embargo, no cede un milímetro su presión; la resultante es una roca con temperamento fuerte. Aquella que desconoce ese caldero de energías en permanente trabajo, aguantadero siempre en exabrupto perentorio; expuesta a la química de gases superficiales, se torna dócil. El arrullo de la troposfera la aplaca. Sumisión, que ignora, a un mundo que no pertenece; no es gratuito, oculta una forma sacrificial. La naturaleza muchas veces sedimentaria de esta roca, denominada exógena, es razón de su empatía.

Estilización

b.

La figura de la roca sobre una roca. Tela blanca sobre una tela en blanco. Una transparencia obscura ¿cuál es soporte de cuál? Como usar una remera con el propio rostro estampado. Material, soporte, motivo ¿Una trilogía intercambiable? La figura de la roca sobre una roca es un círculo, en el mejor de los casos, un tipo de polígono de apariencia ridícula. Imagen incompleta. Exige un pájaro que se pose, flores amarillas de alyssum asomándose a su lado, un operario que la parta con un martillo neumático. La tosquedad primigenia de la roca en la cual se inspira intenta una abstracción por cuenta propia. Autosuficiencia desairada por el ojo.

Milagro

 Apenas una luz tabernácula en un punto distante. Altarcito —gruta de la Virgen de Itatí al borde de la ruta. Casita para que no se le vuele el manto por la fuerza de aceleración de una 4×4. Altarcito —gruta de la virgen de Itatí que levantó un albañil por un milagro que solo él sabe. Casita hecha a la técnica antigua de un reino cuasi biológico sólido y no vacilante. Un pájaro se posa en la convexidad duradera. Pronto construye su nido provisorio y vacilante.


Lidia Rocha (Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires,1959) Poeta y Profesora de literatura. Publicó en poesía Aves migratorias (Ediciones del Tren, 2006), Roma (La Mariposa y la Iguana, 2010), Así la vida de nuestra primavera (La Mariposa y la Iguana, 2016) y Soltar la casa (La Mariposa y la Iguana, 2021). Integra Antología Federal de Poesía de Provincia de Buenos Aires realizada por el Centro Federal de Inversiones (2019). En ensayo: El lenguaje del amor en la poesía de San Juan de la Cruz. 


Hernán Sagristá (Buenos Aires, 1974), Es Licenciado en Publicidad y guionista audiovisual Trabaja como contenidista en interpretación del patrimonio. Publicó los libros Mundos efervescentes (Ediciones en Danza, 2017), Saint Elmo (Huesos de Jibia, 2019) y Falso inanimado (Barnacle, 2021).

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