Retomé el trayecto
cuando la isla
volvió a cubrir sus bordes detrás de las palizadas:
observada desde el cosmos
Limones parece una célula
o un erizo de mar
moviéndose a 1 km/h
arriba del océano Pacífico.
Limones desde arriba es un cienpiés redondo imposibilitado.
Desconozco el camino que me lleva a la casa donde mi cabeza destruyó el cuerpo de mi madre para hacerse vida.
Desconozco la angustia del parto desmesurado
cuerpos vaginados
que se parten
para dar paso a otra continuidad
inhumana.
Voy a nombrar de nuevo este mar
voy a decirle por ejemplo:
Boca que todo lo traga
Animal deglutiendo lo inservible
Domo de dioses destruidos
Historia no visible de la vida en el oxígeno.
El no hogar televisado:
Una orilla desfigurada a través de los recorridos de los pies de santos y balazos
una orilla desbordada debajo de la silueta del sol de lluvia.
Digo
esto es un hogar
cuna de bolero aún no inventado
de canción sin principio ni fin
de sonido de garganta enroncada por el sol
la sal
y el aguardiente
banquete para el oído del mundo
bulla desatomizada.
No quiero llamarte nombre
mirado desde una lancha
te veo desde el ojo invisible que se derrumba en mi cabeza.
Desde aquí te veo
pero la marea no me deja encallar
veo los calvos animales aguardando por mi ayuda
y unas pieles cubiertas de hongos
único mapa posible
de lectura de la isla:
Solo puedo aterrizar en este planeta si leo las pieles de mis coterráneos.
Todo lo que necesito conocer está en el ojo de mi rostro adherido a la distancia de la isla/
todo lo que necesito conocer está en los poros de esas pieles
acumulación insólita de células pigmentadas
masa de carne tensa
un auxilio no digerido
mi ojo se derrumba arriba de mi cabeza
espero:
La lancha oscila
se mueve sobre su eje como la tierra
a lo lejos el muelle teteante de humanos y luces coloridas
¿cuándo llegaré?
Tal vez la urgencia del arribo
extienda mi lenguaje.
Los animales emplumados se infestan pronto de vida:
una lancha a la deriva
a punto de hundirse
es lo más cercano a un hogar.
La oscilación de la lancha de un costado al otro
se asemeja a la vida
es la vida del agua
la que reaviva
la madera que me sostiene.
No hay animales marinos que flotan hasta mis ojos
sin embargo
me empieza a faltar el agua
sumerjo mi cabeza por horas para saberme viva
animala de isla
más acuática que terrestre.
Bitácora de lo animal
1988
Volveré a vislumbrar tu carne cuando volvamos a ser Pangea:
cientos de caballos del sur de América
y otros millones de caballos mediterráneos negros
con cuerdas adheridas a la tierra
cruzarán el Atlántico
caerán decenas de edificios
el horror se infundirá como una mancha de sangre en mis pupilas tu continente y el mío serán uno solo
nos amaremos en medio de la muerte
entre cadáveres irreconocibles ya no tendrás más miedo de mi sangre
y mis fluidos
solo en medio del horror el amor es cierto
veremos al sol mirarnos con tanta rabia
y reiremos
yo tendré ambas piernas rotas
y tú una mano enorme y mecánica con la que me sostendrás
en esos días infinitos que le quedan a Pangea
repito: solo en medio del horror el amor es cierto.
1990
Cargué con los hijos de la señorita di Giorgio por seis meses sobre mi grupa sin hallar respuesta alguna:
Soy un caballo urbano, desciendo calles a toda prisa. Bebo cerveza en terrazas altas mientras cae el sol como una uva incendiada al pie del río. Soy un caballo urbano, divina equinidad girando morbosamente entre la cocina y el comedor intentando olvidar tu nombre, afronto la noche como lo que soy:
Un caballo que pone a hervir la sangre y las vísceras en cada movimiento.
—Vinieron a avisarnos que un caballo hermoso ser a cuatro patas con cuernos de cristal último viajero del universo habitaría entre nosotros—
Quiero recordar cómo antes del amor transitaba mi sangre
de qué color eran mis pulmones de niña en campo de guerra
qué había bajo mi plexo antes de que durmiera en mi vientre tu sal sagrada.
Por ello acudo al llamado de las flores. Cada una de mis patas sabía que era cierto que del cielo a toda prisa un rayo a atravesaría mi cuerpo celestial
a dónde desembocará este río zoomorfo… a dónde.
Yuliana Ortiz–Ruano (Esmeraldas, 1992). Ha publicado Sovoz (Hanan Harawi, Lima, Perú 2016), Canciones desde el fin del mundo (Amauta&Yaguar, Buenos Aires, 2018 – Kikuyo Editorial, Quito 2020 – Libero Editorial, Madrid, 2021), Cuaderno del imposible retorno a Pangea (Libros del Cardo, Valparaíso, 2021) Obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Literatura, categoría poesía Libre Libro, 2019 con el poema Bitácora de lo animal y Mención de honor en el concurso nacional Poesía en Paralelo 0, 2017, con Canciones desde el fin del mundo. Perteneció a los grupos de investigación académica en artes: Trágico y tránsito (Filosofía) y Soltando la palabra, pedagogías subversivas en torno al pensamiento de Juan García (Literatura afrodescendiente y prácticas pedagógicas). Formó parte del grupo de investigadoras de Latinoamérica y el Caribe en el Mapeo de Feminismos Negros en Abya Yala, Re-existencia transfronteriza «entre aquí y allá».